"Hay que vivirlo para creerlo": mi experiencia como voluntaria en oncohematología


Soy Conchi, tengo 20 años y estudio Enfermería en la Escuela Universitaria de Enfermería de Cartagena. Llevo como voluntaria en FADE unos 3 años: primero en Pediatría y ahora en el nuevo proyecto ‘SECUNDA Smile’ de acompañamiento a pacientes onco-hematológicos en el Hospital Santa Lucía de Cartagena.
El 5 de enero fui, junto a otros voluntarios, a felicitar el Día de Reyes a las personas que iban a tener que pasar el día allí, tanto en el Hospital de Día como ingresados en planta. No fue un día más. Quisimos hacerlo especial: nos dejaron unos trajes de reyes magos y allá que nos disfrazamos.
 
Al que se lo cuento me dice “vaya manera más tonta de hacer el ridículo”, “si son personas adultas ya ves tú, si ya saben que los reyes no existen”. Yo pensaba lo mismo hasta el momento en el que -ataviada con el traje, corona y barba de Melchor-  me crucé con una paciente de unos 70 años. Su reacción fue llorar, abrazarme y pedirme una foto. Entonces me di cuenta que lo importante no es “ya saben que no existen, ¡qué estupidez!”; lo importante es todo lo contrario: hacer creer que sí existen.
A estar personas, pasar un día 5 de enero en el hospital les quita la ilusión de los regalos, el desayuno con el roscón… En cambio, si llevamos todo esto a donde están ellos, les recordamos que aún pueden ilusionarse por cosas así, que aún están a tiempo de escribir su carta, que la Navidad no ha acabado, que empieza un año completamente nuevo, etc.
Recuerdo entrar a una habitación y que el hombre que estaba dentro nos dijo: “como que los reyes, pero ¿cuándo hemos cambiado de año?” Sentí tristeza, llevaba tanto tiempo ingresado que había dejado de saber el día era. Sin embargo, pudo reírse con nosotros un rato y su agradecimiento fue el más sincero de todos.

Fuimos también al Hospital de Día a visitar a la gente que va a las sesiones de quimioterapia y radioterapia. Solo por ver sus caras al ver acercarse a los tres reyes magos vale la pena disfrazarse (incluida la molesta barba). Sus caras eran de asombro, de creer de verdad en los reyes. Ni haciendo lo mismo en Pediatría podría volver a ver los ojos de ilusión que vimos ahí. Pudimos obsequiarles con unos peluches que Ikea nos había donado y hablar con ellos un rato. Una de las pacientes me cogió y me dijo: “hoy empiezo la quimioterapia. Viniendo me habéis concedido el mejor deseo: se me ha quitado el miedo. Muchas gracias”.

Podría contar mil y un cosas más, pero hay que vivirlo para creerlo. Hasta que no ves caras en las que se trasforma el dolor en una sonrisa, acompañantes que hacía un segundo lloraban y ahora están riéndose con los reyes magos, no crees que esto no es una estupidez. Ya digo, si hasta yo me volvería a poner la dichosa barba, es porque hay mucho más que magia el día 5 de enero. Y eso es lo que fuimos a recordarle a los que tenían que pasar el día allí.


Conchi Ibarra

Estudiante de Enfermería. Voluntaria de SECUNDA Smile
en la Unidad deoncohematología Hospital Santa Lucía.

Proyecto desarrollado en colaboración con la Obra Social "la Caixa"

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